SUFICIENTE INJUSTICIA YA EXISTE EN CARACHE, PARA AGREGAR UNA NUEVA A LA MALTRECHA EDUCACIÓN

Por.  José Gregorio Torres

Una injusticia más que se suma a la maltrecha educación, esa es la repetida ignominia y constante ignorancia en el medio educativo, ya se ha perdido la esencia de la justicia, nobleza del compañerismo y hasta del mismo reconocimiento. Seguramente es mi apreciación al respecto se percibe muy fuerte, pero no puede existir justicia en mis palabras si no la acompaño con la crítica respectiva, porque negar nuestra actitud ante la despedida de un colega, un amigo o un benefactor como han sido nuestros maestros, es desconocer la gran labor y la importancia de sus conocimientos en nuestras vidas.

Ya que cada logro que obtengamos en el presente y en el futuro, estará marcado por esos conocimientos que de ellos adquirimos desde niños, más aun en este pequeño reducto donde todos somos una sola familia, hemos ido a la misma escuela, liceo, plaza, iglesia y a cada uno de los lugares que conforman nuestra pequeña pero gran geografía Carachense, en la que jugamos los mismos juegos, y disfrutamos cada partícula del aire que Dios dispuso sobre este valle de San Juan Bautista.

Así somos los Caracheros, por eso cuando me enteré de la partida de nuestra heroína, educadora, amiga y vecina muy querida, la maestra Concepción Duran “Concha” , era imposible que yo, ese joven que un día, en su momento de ocio infantil e inocente, un fin de semana de tantos que hubo para mi infancia, irrumpí el silencio y la paz de mi escuela para dar rienda suelta a mis traviesas imaginativas, y junto a unos compañeros recorrimos los salones, para intentar como en una obra teatral, imitar a nuestros maestros y de manera inocente pasear los pasillos en la silla de la autoridad del plantel.

Nuestra heroína, educadora, amiga y vecina muy querida, la maestra Concepción Duran “Concha”

 Y fue ella cual guardián, la que asumió la defensa de su templo, eran días de revuelo político en el pueblo, visitaba a Carache José Vicente Rangel y con el Ali Primera, tal acontecimiento no permitió que nuestra actitud para ese entonces vandálica, e imperdonable, recorriera más  allá de algunos que otros sectores, y los que nos dejó sin duda una lección muy grande. “La escuela es el templo del saber y nosotros lo habíamos violentado”. Hoy me atrevo a contar esta anécdota, puesto que, ¿quién en su vida no ha tenido un momento de desajuste? y esos tiempos fueron eso un delis de adolescente sin visión ni misión pero que hoy reivindicamos como adultos conscientes de nuestra gran responsabilidad.

 La maestra “Concha” es una de esas heroínas de las que todos los jóvenes de mi época, le deben gran parte de sus conocimientos y Carache no puede permitir que se valla en silencio, porque su aporte a nuestra educación será reconocido por siempre. Su Templo la Escuela Dr. Ernst, la segunda casa, y su última morada será esta institución. Allí permanecerá por siempre para recordarnos lo importante que son nuestros maestros y que su despedida de este plano, solo sea para asumir parte de esa enseñanza que deja el ser maestro, eterno maestro. ¡Que en Paz descanse nuestra querida maestra Concha!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *