Por. José Gregorio Torres
En el valle de San Juan Bautista de Carache siempre han existido personajes que han marcado espacios y tiempos, ellos de manera sustancial se han convertido en el equilibrio entre la naturaleza y el hombre, entre lo bueno y lo malo, lo inocente y lo irreverente, pero también entre la abundancia y la escases donde al final nada es importante, nada tiene mayor valor que la existencia misma, pues en el recorrido vital, somos piezas de un rompecabezas que obedece a la voluntad divina del creador, y para él todos somos importantes, así venimos al mundo, con un propósito desconocido para el hombre, pero no para quien es dueño y señor de todo lo creado.
Se pudieran nombrar muchos del pasado que ocuparon espacios y atrajeron nuestra mirada, pusieron de manifiesto nuestra sensibilidad, nuestra piedad y el más profundo respeto a sus almas, las que deambularon, caminaron por este valle junto a nosotros, ellos sin que lo supiéramos nos permitieron abrir las puertas del cielo, ellos fueron son y serán los ángeles que buscando la reconciliación de los hombres, inspiran la piedad, solidaridad, misericordia, porque es en ellos, con ellos y a través de ellos, que podemos lograr la reconciliación con la deidad más grande del universo, allí donde el amor es lo más sublime. María Auxiliadora, es para los caracheros el recuerdo de una buena mujer, que en medio de sus desvaríos estamos seguros, nunca existió maldad y por tanto, tampoco fue abandonada por el creador, porque su mundo no fue nuestro mundo, y así por muchos años recorrió las calles de Carache con su pesada carga y el propósito que le fue dado como herencia en el bautismo.
María Auxiliadora Godoy, nativa de Mesa Arriba no se recuerda de otra manera, pues se lleva para su encuentro con el creador, dos nombres dados de pila, ellos le dan el derecho al descanso en el regazo de su padre, pues vivió en su mundo como la más humilde de las mujeres, tal vez en sus sueños de infancia y juventud fue una gran luchadora del mundo y en su mesa que no abandonó ni un día, bajaba a diario muy temprano a Carache con sus pesadas cargas para volver como penitente al atardecer, durante muchos años los paisajes, paisanos y amigos de la Mesa, la vieron subir y bajar sin cansarse, porque solo ella debió saber cuál era su destino, ya María Auxiliadora dejó este plano terrenal, y solo esperamos como compañeros de camino por este valle, volver a encontrarla allá donde no hay dolor, pesares, sombras, ni caminos tortuosos, solo Paz.. Desde el Carachero.com hacemos llegar a sus hijos familiares amigos y vecinos nuestras sentidas condolencias. ¡Paz a su alma!