Por. Javier Lugo
@javierlugo21
La imagen de “San Juan Bautista de Carache” que en la actualidad es venerada en la población, tiene su origen en el Reino de España y su llegada a Carache se ubica en el año de 1653, según datos obtenidos por Rodolfo Minumboc en el Archivo de Indias en Sevilla España, la misma había sido encargada por Hernando Terán, encomendero de Miquias y fundador de “Hato Viejo” actual población de “La Concepción de Carache”, tuvo un costo de 110 pesos de plata, esta tallada en madera y policromada, perteneciendo al estilo del Barroco Andaluz, predominante de aquel entonces.
Como elemento integrado a la imagen y como parte del aporte cultural, artístico realizado por la población de Carache, se encuentra una bandera en forma de pendón y la aureola integradas a esta en el año 1924, las cuales fueron realizadas por el orfebre popular de Carache, “Juan Montaña” con los milagros anteriores a esa fecha, estos elementos están realizados en plata.
La imagen de “San Juan Bautista de Carache” dentro de la cultura popular también es conocida como el “Canilla Lisa” en alusión a la lisura de las piernas del santo que quedan al descubierto, otro de los sobrenombres con el que se le conoce es el “Batatudo” por las prominentes batatas del santo que también son muy visibles, esto sobrenombres sin duda alguna, están relacionados con la costumbre existente en el pueblo de poner sobrenombres basados en elementos físicos notorios, habito que todavía es muy practicado, como broma o identificación de personas.
También esta imagen tiene un elemento muy particular que los pobladores de Carache no dejaron pasar desapercibido, la misma en su mano derecha, en donde sostiene su banderín, tiene el dedo índice extendido hacia adelante, como si estuviese señalando, de esta particularidad salió el popular dicho “Cuando San Juan Agache el Dedo”, que es una alusión de algo que no va a pasar, por eso en las conversas del pueblo cuando alguien te preguntaba o te pedía algo que no iba a pasar o suceder, como por ejemplo: cuando un caballero le preguntaba a una dama que cuando saldría con él, esta le contestaba “Cuando San Juan agache el dedo” dándole entender que eso no sucedería.
Dentro de las historias que relacionan a “San Juan Bautista de Carache” con un toque de magia milagrosa, está la anécdota del apoyo que San Juan Bautista brindaba por la noche a la construcción del actual templo dedicado a su nombre, llega por medio de la tradición oral, que el cura párroco de aquel entonces encargado de la construcción del actual templo, que pasada la noche y llegando el nuevo día, cuando acudían a la iglesia la misma presentaba un avance en sus obras de construcción de cómo había quedado el día anterior a pesar de que nadie se encontraba trabajando, razón por la cual un día por la noche el párroco acudió a la iglesia para verificar lo que sucedía, para sorpresa de el escucho que alguien se encontraba trabajando, al penetrar en la misma descubrió que no había nadie, pero que la imagen del patrono, se encontraba totalmente sucia y con los pies llenos de cemento, por lo que sin duda alguna, quedó demostrado para él, la intervención del santo en forma milagrosa.
Historias, milagros, favores y anécdotas en torno al canilla lisa, existen innumerablemente, las cuales forman parte de la fe y devoción, así como de los valores de la cultura popular que están intrínsecamente vinculados a la imagen de “San Juan Bautista de Carache” desde tiempos coloniales cuando llegó a esta tierra de indios, para quedarse para siempre, se espera que esa fe y esos valores que se tejen en torno a esta devoción, continúen en el tiempo o que por lo menos se acaben “Cuando San Juan agache el dedo”.
Muy interesante yo agregaría un anegdota muy interesante que tiene que ver con la fe y las creencias mas profundas del cristianismo, y es que durante la construcción del Templo en su honor, bajo la iniciativa del Padre Juan de Dios Andrade, Valerano que fue cronista de esa pujante metrópoli Trujillana, cuentan que el Sacerdote en cuestión en varias oportunidades escuchaba por las noches, como si estuvieran obreros trabajando en la construcción del templo, y que en la mañana le observaba a la imagen del santo sus pequeños pies llenos de mezcla real, lo cual era una demostración de su complacencia con tan majestuosa obra, pues no existe similar en todo lo largo y ancho de nuestra patria.