Por. José Gregorio Torres
La ironía de la vida también forma parte de la historia de este hombre que desde su juventud fue marcado por la providencia para ser grande entre los grandes y con su grandeza, la grandeza de Carache, desde 1963 siendo aún un adolescente, se radicó en la Ciudad de Roma, allí inició su carrera en la universalidad y sintiéndose con un llamado providencial se dedicó a promover desde su propia personalidad a su amado Carache, ratificándose como su más sublime y doliente hijo, a este dedicó toda su vida, su obra, su pensamiento, demostrado en todas y cada una de sus actuaciones y en su obra artística.
Minumboc fue un amante de la historia, pero fue su amor por Carache y su fe en San Juan Bautista, lo que le llevó a reconocer su papel protagónico y la importancia de ofrendarle toda su vida al pueblo de Carache, es así como utilizando su influencia en el Vaticano emprende con el valor de la Iglesia universal representada en el Papa Pablo VI, su amigo Personal, un proyecto de amor por Carache, al cual hasta el último respiro le otorgó su máxima herencia, textos de historia local, esculturas alegóricas, discursos emotivos, y su permanente presencia en su pueblo de origen, del cual toma como su seudónimo el nombre indígena de su río, “Minumboc”.
Luego de 60 años del inicio de su Carrera hacia la universalidad, Minumboc (Ciro Benítez,), aun es parte del olvido, a pesar de que se le acredita entre sus más importantes obras, la principal el Monumento al Santísimo Sacramento, su custodia para los días solemnes, el Escudo heráldico de Carache. Minumboc no solo realza lo oficial, también dedica gran parte de su obra escultórica, literaria a rescatar y reconocer acontecimientos sociales e importantes de la historia de Carache, la Proclama de Bolívar, la visita de Morillo el gran pacificador, la Batalla de Agua de Obispo, el Grito de la Amable Libertad, pero más aún a sus personajes emblemáticos, humildes como el, pero grandes en valores y aportes a Carache. Hoy MINUMBOC continua en el más profundo de los desconocimientos, una ironía que él mismo presentía, y que en sus últimos momentos manifestó al ser cubierto con el manto del olvido. Carache debe retornar al reconocimiento y a la justicia, con la obra de este inolvidable y humilde artista universal.
