Por. José Gregorio Torres
Haciendo un poquito de memoria, El 3 de abril de 2016, el presidente Nicolás Maduro anunció oficialmente el nacimiento de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), los cuales – en conjunto con MERCAL, PDVAL, Consejos Comunales y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, constituirían los actores principales de una estrategia para reorientar el desarrollo de la Misión Alimentación.
Bajo el Decreto Nro. 2.323, (en el que se declara el Estado de Excepción y de Emergencia Económica en todo el país. G.O. Nro. 6.227 Extraordinario, del 13/05/2016), se consagra que la garantía de “la correcta distribución, comercialización de alimentos y productos de primera necesidad”, corresponderá a los CLAP, “incluso mediante la intervención de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los órganos de seguridad ciudadana.”
Los CLAP se insertan en un aparato burocrático que incluye al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, el Sistema de Distribución y Abastecimiento Popular, 24 Comandos Estadales de Agroalimentación, Unión Nacional de Mujeres, Frente Francisco de Miranda, Comunas, Consejos Comunales, UBCH, parroquias, familias, manzanas y manzaneros. El programa consiste en la distribución de bolsas o cajas de alimentos que se venden a cada familia previamente inscrita a través de los mecanismos correspondientes, los cuales en las etapas iniciales del programa eran administrados por los Consejos Comunales.
Sin embargo, luego de este resumen necesario sobre el proceso y nacimiento de este beneficio, se debe hablar lo que ha sucedido en Carache donde este programa ha tenido sus serias críticas como en la mayoría de los pueblos del Estado Trujillo, ya que en algunos casos esto se ha convertido en la discrecionalidad de algunos pocos, y en algunos casos fuente de corrupción, pues existen muchas maneras de aplicarla, retraso, asignación de aportes adicionales en el cobro de la misma, con la sustitución o supresión de productos, como es el caso del aceite que nunca llega, ni la leche, azúcar, pollo, carne, nada que se le parezca de bromita una sardina y muy mala calidad por cierto, entre otros productos más los que son sustituidos por artículos que no son los que prometió el gobierno y que en muchos casos llegan dañados y vencidos. Pero tampoco se puede olvidar episodios como el que se vivió en la misma Alcaldía cuando un funcionario que manejaba el Clap en Carache, fue sacado esposado de esta institución por presuntos hechos de corrupción, y el que hoy forma parte del equipo del PSUV, y que nadie puede desmentir. Lo cierto de todo esto es que la fulana bolsa todavía no llega, pero ya está cobrada.