LUEGO DE UN SIGLO DE HISTORIA, CARACHE SIGUE SIENDO UN TERRITORIO AMABLE Y DE PAZ

Por. José Gregorio Torres


Hace poco más de un siglo, la comunicación entre los Caracheros, era sinónimo y garantía de una gran familiaridad, una comunidad rural que aun sostenía orgullosa el rango de ciudad, contradictorio a lo que hoy significa este título, que a diferencia de aquellos tiempos al parecer nada se le asemeja por su exponencial crecimiento poblacional, y aunque en la actualidad la diáspora también a tocado nuestras familias, por naturalidad seguimos añorando la comunicación, el compartir y el disfrute de esos momentos gratos en los que el ser humano en otros tiempos intercambiábamos cuanto era posible, anécdotas experiencias, juegos y hasta donde se podía llegar a negociaciones muy serias que solo requerían de la palabra comprometida de los que se involucraban en una transacción de una posesión o de algún otro bien.


Todo esto que formó parte de la riqueza espiritual y emocional del carachero, se fue desvaneciendo en el tiempo, se fueron marchando esos ancianos que antes fueron jóvenes y niños herederos de costumbres y tradiciones, basadas en principios fundados en la religión en la cultura y en las tradiciones ancestrales, durante cien años de evolución Carache vio transformar sus postes de madera por los de cemento y más tarde con los de hierro, sus caminos de recuas en carreteras de tierra, sus calles empedradas y delineadas a tiros de fusil por el Conseja y Prócer Cegarra, en calles asfaltadas, sus casonas de tapial y techos de tejas a construcciones más ornamentadas, algunos techos de broza, sustituidos por láminas de zingc, siempre conservando las diferencias que en toda sociedad son una norma y una característica de superación.


Hoy Carache no tiene esos espacios que como el del erudito Dr. Nemesio Sáez Marquina sostenía en sus casa, donde se alentaba entre los pobladores más cultos, la lectura de buenos libros, o revistas como la del cojo Ilustrado, donde tarde llegaban las noticias del mundo y las del propio país, donde el telégrafo fue fundamental a la hora de conocer los procesos políticos y sociales que llegaban de la capital en el que el correo el que también fue instrumento vital para la comunicación entre nuestros pueblos, en bolsas de cuero transportadas a pié y en bestias, llegaban a Carache las cartas de familiares que desde siempre se han marchado a las ciudades en búsqueda de mejores condiciones y superación. Así nos enteramos de la primera y la segunda Guerra mundial, Hoy luego de un siglo de procesos, la tecnología nos aleja de los parientes más cercanos, pero nos acerca de los que salieron más allá de nuestras fronteras. Estamos entrando en otra nueva era, en la que se aproxima un enfrentamiento bélico de grandes proporciones, donde las grandes Naciones del mundo, se disputan la hegemonía del poder económico, otros la religiosa, mientras pueblos como Carache solo aspiran mantener la sociedad unida a sus costumbres y tradiciones, donde el germen de la violencia no sea una opción que perturbe la paz y el amor con el cual nos hemos identificado durante 462 años.

Fotografías que muestran el principio y mediados del siglo XX.
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