LOS NARRADORES SE HAN VISTO DESBANCADOS Y SUPERADOS  POR LOS COMENTARISTAS

Carlos Grillet.-    Existen enfoques desvirtuados y errados con respecto a innovar en la televisión. Narradores y comentaristas embriagados de emocionalismo y abusando del tiempo y espacio de la cual gozan con atribuirse el derecho a imponer ideas imprecisas, improvisadas y “soltar” expresiones absurdas en medio de los gritos dando por asiento que es normal en una transmisión en vivo aceptar actitudes y patrones que jamás se acercan a los precisos propósitos de orientar, enseñar y potenciar el debate imparcial y oportuna. Es el periodismo de la prepotencia de “creerse dueños de la verdad” que no construye dentro de la realidad de los hechos y de los mismos acontecimientos, particularmente en disciplinas que atañen a nuestro país: el béisbol, fútbol y baloncesto.


Es que el estilo y personalidad de un narrador y comentarista deportivo no tiene por qué recurrir a lo chabacano y al divismo en la pantalla chica que va en perjuicio de los usuarios y usuarias que desean estar informados sobre deporte a veces condicionados por simpatías e intereses subjetivos. Personalmente, nada atractivo el show televisivo deportivo que siguen proponiendo y planteando los señores y señoras que olvidan que la televisión es un bien común y que la imparcialidad no puede divorciarse del medio. Basta de transmisiones deportivos en horarios estelares convertidos en panfletos en defensa de sus equipos y deportistas sin respetar los códigos deontológicos.


Algunos comentaristas deportivos de televisión de Televen, Meridiano y Venezolana de Televisión deben considerar una urgente introspección porque están equivocados pretender que los debates se nutren de posiciones personales obviando la necesaria imparcialidad. Insisto, que los comunicadoras y comunicadores alternativos digital, impreso y audiovisual con verdadero compromiso y credenciales de formación crítico o pensamiento crítico se aboquen a crear estrategias de enseñanzas para que los y las venezolanas dejen de ser simples espectadores y espectadoras y con criterios sean capaces de manejar y emitir juicios de valores que logren desmontar los discursos, la falsa imagen de “expertos” y las expresiones cargadas de esnobismo que apuestan, repito, de ciertos comentaristas y narradores que carecen de la credibilidad por la interpretación pobre y emocional de disciplinas que mueven a nuestro pueblo y que es suficiente el descrédito que gana los espacios deportivos en vivo que son circos y malabaristas de la televisión.

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