Artículo de Opinión de José Gregorio Torres
Si es cierto que en la cuarta república, el asunto electoral era una fiesta que impulsaba grandes movilizaciones, y que gran parte de esto se debía a que el sistema y los gobiernos como un solo objetivo garantizaban con recursos económicos la subsistencia de los partidos políticos, a quienes se les asignaban para su subsistencia, cosa que en la actual Constitución fue limitada con la finalidad de hacer desaparecer los partidos políticos de oposición, esto quedo claro que en poco afectó al partido de gobierno, ya que no les ha faltado vías “licitas”, para mantenerlo, cosa que solo un niño por sus limitados conocimientos estratégicos desconoce, pero que a la vista de todos se sabe que siempre existirá ventaja a la hora de las elecciones entre el partido de gobierno y los que luchan por reestablecer los poderes democráticos.
Esto lo tiene claro el PSUV, y la revolución que son una misma cosa, así como tienen bien claro la descalificación de los representantes de oposición, por ende la desmoralización y desmotivación de los electores, el estado hoy constituido y controlado por el PSUV, ya es una ventaja considerable y estrategica que el gobierno tratara de mantener frente a cualquier candidatura que se presente como amenaza cierta que pudiera ofrecer un cambio de sistema, que al final pudiera garantizar que Venezuela vuelva a ser un país pujante y con garantías democráticas sólidas. Ya Carache y algunos otros municipios del país han demostrado que el monstruo de las cinco cabezas podía ser vencido, situación que masivamente se entiende a nivel nacional, y garantizaría el cambio necesario en la próximas elecciones presidenciales, claro está que es clave tener la observación internacional imparcial, como garantía de los resultados y harán que el pueblo vote masivamente.
Los venezolanos vivimos en el siglo veinte varias dictaduras, entre ellas de extrema derecha e izquierda, pero ninguna de las dos pudo sostenerse con el ideal Bolivariano, pues si se estudia con detenimiento, ninguno de los extremos es Bolivariano, pero que estos se han servido parcialmente de este ideal, para justificar sus acciones de gobierno, lo cierto de todo esto es que el mesianismo y el culto a la personalidad, le ha hecho un daño terrible a nuestro país, más si es combinado con el poder, haciendo parecer a la población que es la única vía para lograr la máxima felicidad, cosa que es totalmente incierta, pues los venezolanos somos una sociedad selecta que ama las libertades, y no comulga con los gobernantes con ínfulas de mesías, la aparición de esta revolución simplemente obedeció a una circunstancia creada en medio de un sistema democrático perfectible, que fue minado precisamente por la ambición del poder y las riquezas de unos cuantos, por la corrupción, cosa que no ha cambiado en este sistema y por el contrario se ha agudizado con la hegemonía de los poderes, nos queda a los venezolanos, políticos y electores, establecer las diferencias para analizar la importancia de nuestro voto y definir si es así como queremos vivir cinco años más, o definitivamente darnos una nueva oportunidad democrática para recuperar lo que ya se había avanzado en la Cuarta República.