LOS APODOS: PARTE DE LA CULTURA CARACHERA

En Carache, es casi imposible encontrar a alguien que no tenga un apodo o sobrenombre. Esta práctica se ha convertido en una parte esencial de la identidad cultural de los caracheros. Los apodos pueden surgir de diversas circunstancias: una característica física, un rasgo distintivo, un hábito o incluso una palabra particular que se asocia con la persona.

Todos conocemos a algún carachero famoso por su apodo, como Pedro «el Mono», «el Cabezon», «Pecho de Gato», «el Chiricuca», «el Toto», «Juan Gallino», «el Bubalu», «Pelo de Gato», «el Chirere», «Cucucuta», «Ángel el Presidente», «Foforito», «Gallo Negro», «el Choro», «Doble Feo», «Tripirulo», «Pablito el Temblado», «Alili» y «León Salao». Y ni las mujeres se escapan; hay apodos como Luisa «la Polvorosa», «la Gata» y «la Bebe».

Lo más interesante es la creatividad de quienes asignan estos apodos, que suelen encajar perfectamente con la persona, tanto que a veces los amigos y familiares olvidan sus nombres reales. Esta tradición no solo resalta la singularidad de cada individuo, sino que también fortalece los lazos comunitarios en Carache.

Hernán Meléndez Reportero Comunitario

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