En Carache, las arvejas han sido reemplazadas por un nuevo protagonista en la mesa: las caraotas. Este grano se ha consolidado como el elemento principal de la gastronomía carachera y es uno de los componentes esenciales del emblemático pabellón criollo. Para los caracheros, las caraotas son más que un alimento; son parte de su identidad y cultura culinaria.
La preparación de las caraotas es sencilla, lo que permite que cada hogar aporte su toque personal. Se cocinan con sal y una variedad de aliños que varían según el gusto del cocinero. Además, se pueden disfrutar en sopa, un platillo que suele servirse como entrada antes del seco o plato principal durante el almuerzo.
En el desayuno, las caraotas se transforman en un manjar conocido como «tipo dominó», donde se combinan con queso rallado y se utilizan como relleno de arepas y empanadas. Esta versatilidad ha hecho que las caraotas sean la comida preferida del carachero, acompañadas a menudo de un buen sofrito.
Un dato curioso es que cuando quedan caraotas de un día para otro, se les da un nuevo uso al ser «sonridas» con mantequilla, margarina o aceite, creando una especie de pasta conocida como caraotas refritos. Algunos caracheros también disfrutan de este grano en platos típicos como las tostadas caroreñas.
A pesar de que las arvejas fueron más populares en tiempos pasados y cultivadas en los campos locales, hoy en día los caracheros consideran que es mejor optar por las caraotas. Este cambio refleja no solo una evolución en la gastronomía local, sino también una adaptación a los gustos y preferencias actuales.
Sin duda, las caraotas han encontrado su lugar privilegiado en la cocina carachera, demostrando que la tradición puede transformarse sin perder su esencia.
Maryirin Baptista Reportero Comunitario
