LA OMS RECOMIENDA LA EDUCACIÓN SEXUAL PARA JÓVENES Y ADOLESCENTES

Por. Sala Situacional

 Si es cierto que hace treinta años atrás los jóvenes de Carache carecían de una buena orientación y educación sexual, no es menos cierto que las circunstancias, el contexto tampoco lo ameritaban tanto como ahora, pues aún para ese tiempo la idiosincrasia era aún algo conservadora, los padres se preocupaban de saber dónde estaban sus hijos y que hacían, esto de alguna manera, restringía y minimizaba las posibilidades que una pareja de jóvenes pudiera tener un encuentro sexual, además limitaba el hecho que aún Carache se circunscribía a cuatro avenidas y algunas calles, situación que ha cambiado en estos últimos treinta años, pues aunado a las leyes beligerantes que protegen a los niños, niñas pero a su vez limitan en mucho la actuación de los padres, a esto se suma la libertad excesiva que exigen hoy los jóvenes sin más representación que la de sus amigos en iguales condiciones.

Gráfica que muestra la presentación del documento de la OMS.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha preparado un material dirigido a los jóvenes y adolescentes para aportar a su orientación y educación sexual, del cual permite transcribir en un fragmento lo siguiente: “Los Estados, en virtud de las normas de Derechos Humanos, tienen la obligación de ofrecer a los adolescentes información completa y educación integral. La ESI (Educación Sexual Integral) forma parte de las obligaciones fundamentales de los Estados de garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva; se considera una de las acciones básicas mínimas que deben realizar los Estados para dar significado a ese derecho. Según las normas sobre derechos humanos, esa educación abarcará la conciencia de uno mismo, el conocimiento del propio cuerpo (incluidos los aspectos anatómicos, fisiológicos y emocionales), la salud y el bienestar sexual (con información sobre los cambios que se producen en el cuerpo y los procesos de maduración).

Todos los niños y adolescentes, incluso los que no asisten a la escuela, tendrán acceso a dicha información y educación, que deberán ser gratuitas, confidenciales, adaptadas a los adolescentes y no discriminatorias; los obstáculos a la información, como los requisitos de autorización de terceros, deberán eliminarse. En cuanto al formato, las normas sobre Derechos Humanos prevén que esa información se ofrecerá en línea y en persona, será adecuada a la edad, se basará en datos científicos y su contenido será completo e inclusivo. Las normas sobre Derechos Humanos también requieren que los planes de estudios relativos a la ESI (Educación Sexual integral) se elaboren conjuntamente con los adolescentes y que se incluyan en los planes de estudio escolares obligatorios”.

Continúa el documento: “Las normas y las tradiciones de la comunidad, ejercen una enorme influencia en la salud, pueden fomentar una evolución en favor de la sociedad y, de hecho, en algunos lugares así ocurre. Sin embargo, en muchos otros lugares, las normas y las tradiciones son un obstáculo, en lugar de una ayuda, especialmente en lo que respecta a la salud sexual y reproductiva de los adolescentes. Entre ellas cabe citar las normas que son diferentes para cada sexo, las que respaldan las prácticas tradicionales nocivas como la mutilación genital femenina (MGF), las que toleran la violencia contra mujeres y niñas, las que rechazan el debate sobre sexualidad y reproducción y las que se oponen a la educación sexual integral y la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva, todas ellas muy extendidas. Para superar esas normas y tradiciones, se requerirá la aplicación concertada de planteamientos que estén basados en una sólida comprensión de los factores que las propician”.

Gráfica donde se muestran dos parejas de jóvenes.

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