LA MENTIRA NO PRECEDE A LA VERDAD

Por. Carlos Grillet

Uno de los episodios más escandalosos e indignante del periodismo fue la ejecutada por Janet Cooke, una joven periodista afrodescendiente que laboraba en el decano de los periódicos estadounidense Washington Post a principios de la década de los ochenta y que deja una profunda reflexión y debate referente a la conciencia y aplicación de la ética en todas las esferas de los medios impresos y digitales en una actualidad que carece de auténticos y transformadores contenidos.

Janet Cooke, en primera persona llevó a cabo un intenso reportaje titulado “El mundo de Jimmy”, un niño, consumidor y traficante de drogas empujado por su padrastro y bajo el consentimiento de su madre biológica. “El mundo de Jimmy” no solo alcanzó records de ventas para Washington Post por su investigación y espectacular tratamiento informativo por parte de Cooke sino que todo un país sensibilizado no salía de su asombro que un hecho tan aberrante se viviera en una pequeña comunidad de Nueva York. Las autoridades y élites policiales se abocaron al lugar de los hechos descrito por Janet Cooke. Tal fue el éxito y revuelo del reportaje de Cooke que logró obtener el premio más codiciado por los y las periodistas del orbe: el Pulitzer.


Inmediatamente, investigadores se apersonaron al lugar de Jimmy. Extrañados, jamás dieron ni con el niño tampoco con los dos aberrantes adultos. La policía no tuvo otra opción que visitar a la directiva del Washington Post para lograr obtener datos precisos para localizar a Jimmy. Comenzaron a asomarse las dudas sobre los reportajes. Llamaron a Janet Cooke y siendo acorralada por las interrogantes de las autoridades, tuvo que confesar que la historia de Jimmy fue una falsa construida por el desespero de trascender y gozar de la gloria en Estados Unidos. El asunto no termina allí, pues en las investigaciones arrojaron los siguientes resultados: lo reflejado en el curriculum vitae por Janet Cooke en el periódico fueron irreales y exageradas, hasta el punto que jamás finalizó el bachillerato y, menos, la universidad.


Le exigieron a que devolviera el Pulitzer y así, nunca más ejerció el periodismo y, por tanto, paralizar una carrera que se proyectaba magnífica y prometedora. El escritor y periodista Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura estremecido y asombrado por la inmensa capacidad creadora de Janet Cooke fue enfático en afirmar: “Está correcto que devolviera el Pulitzer, pero le hubieran entregado el Nobel.”


En mis clases de criterio ético y profesionalismo del periodismo en la universidad pongo sobre la mesa de discusión la responsabilidad de expresión y la buena fe de informar. El deber de la honestidad en los medios de comunicación y redes sociales queda muy mal parada pues se vulnera el derecho a la veracidad y la información. Otro escenario que se asoma es que muchos comunicadores sociales, creadores de contenidos y periodistas viven afanados por ser “estrellas” y “divos” en las fuentes de espectáculos y entretenimiento con las pesadas conjeturas e imprecisiones informativas sin ningún tipo de garantías por la verdad.

carlosgrilletruiz@gmail.com

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