¿LA FARÁNDULA ES DEFINITIVAMENTE PERIODISMO?


Carlos Grillet.■ Inmiscuirse en la vida privada de una figura pública y difundirlo en cualquier medio impreso, audiovisual o digital no es periodismo. Los usuarios, usuarias, lectores y lectoras deben enterarse que la función de un periodista o comunicador social es informar, entretener, orientar y enseñar. Así lo establece el marco de la ética del ejercicio del periodismo que si bien es explicita en cada artículo, alarmante como hombres y mujeres que gozan de una ventana informativa se desmarcan de los principios fundamentales que deben internalizar y aplicar con el debido tratamiento informativo que construya la mejor imagen, respeto y consideración hacia cualquier persona.


Un programa de televisión donde sus animadores y moderadores apuestan en apoyarse en el bastón de los chismes, rumores y especulaciones que rodea a un cantante, modelo, actriz, escritor, reina de belleza o cineasta no se acerca nunca al buen periodismo. Yo no entiendo como programas de televisión y radio de señal abierta en horario estelar, recurren a las conjeturas (periodistas que opinan, son jueces y generan desinformación) carentes de solidez informativas y odiosamente se amparan de “buenas fuentes” que va en detrimento a la ética del periodismo. La farándula no es periodismo.


Para precisar un poco el termómetro de las personas que invierten horas en ver la televisión y escuchar radio: ¿Cuáles son los niveles de cultura e intelectualidad de grupos sociales en una realidad de medios cada día más influyentes y alienantes? ¿Qué puede contribuir ciertos programas foráneos que se dedican producir contenidos con respecto a lo que hacen, escriben, fotografían, graban y visten las figuras del arte, espectáculo y entretenimiento y que son retransmitidos en el país apelando al morbo, el sensacionalismo, a las confrontaciones, el revanchismo y amarillismo? ¿Es eso periodismo transformador? Siempre ha sido un debate sí la farándula es precisamente periodismo. Vaya manera de entretener divorciados.


El sistema capitalista poco le interesa prestar atención a un debate que puedan afectar su patrimonio económico, político, publicitario y comunicacional, es decir, la estrategia es vender, captar y dominar las mentes, las culturas y los valores nacionales. Basta de seguir siendo “simples espectadores” y es hora de cuestionar el pésimo y pobre periodismo que en la actualidad se ha apoderado desde hace rato en nuestra existencia. La farándula no es periodismo. El debate sigue con los alicientes de considerar el pensamiento crítico y exigir mejores contenidos donde interviene periodistas y comunicadores sociales.

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