LA CLÁUSULA 126 DE VAN HALEN

Por. Él Profesor Carlos Grillet

El diablo está en el detalle. En los detalles, también el aprendizaje si las cosas se hacen bien, cuando se trata de un concierto donde se congregan miles de personas. Ciertamente que la agrupación de rock heavy estadounidense Van Halen en las quinientas cláusulas que establecía en cada presentación en vivo, una particular, que se hizo un referente en el espectáculo, en las escuelas de modelos de negocios y una técnica empresarial a considerar y es la famosa clausula “126”.

La misma especificaba que el día del evento, en el backstage (camerino) debía estar un bol de pastillas de colores rellena de chocolate de la marca M&M’s, eso sí, ni una de ¡color marrón! de lo contrario, se suspendía el concierto y el pago total a Van Halen.

Más allá de percibirse de la legendaria banda una exigencia caprichosa o exageración de peticiones, Van Halen consideraba que la cláusula “126” era un termómetro que permitía reflejar la credibilidad y responsabilidad del empresario y consorcios artísticos de velar por el cumplimiento de las cláusulas y en este caso particular que Van Halen que empleaba una gigantesca infraestructura de andamios y aparataje técnicos utilizando nueve camiones para el traslado del lugar del show en directo de equipos de sonido, luces y andamios para el montaje de su tarima y que implicaba costos, garantizar y resguardar las vidas de los fanáticos y fanáticas del cuarteto de rock de recordados éxitos como “Jump” y “When is love”. Van Halen al llegar al backstage, lo primero que priorizaba era cerciorarse que el bol lleno de dandis M&M’s sin el color específico: el marrón. Es leer al pie de la letra y con detenimiento las cláusulas y sus complicaciones cuando se evaden los compromisos de una de las partes.

carlosgrilletruiz@gmail.com  

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