Por. José Gregorio Torres
No es la primera vez, no porque sea en Ferias o en días normales, bien da lo mismo que sea con un poste o cualquier otra circunstancia parecida, pues lamentablemente en Carache se ha hecho costumbre, o mejor dicho mala costumbre, hacer y deshacer con cualquier bien público o privado. Viene esta reflexión por lo sucedido recientemente en el sector La Pandita frente a la Plaza San Juan Bautista, donde a la vista de muchos, un vehículo golpeó la base y derribó un poste del alumbrado público, el cual forma parte del juego de las luminarias de la mencionada plaza. Pero esto no es lo más lamentable pues estas cosas son materiales y se pueden recuperar, mientras que si fuese una persona el afectado, no se podría decir lo mismo.
Viene esto a colación, para recordar muchos casos en los que en Carache se ha tenido que lamentar cuadros parapléjicos de personas que inocentemente transitan por las calles, avenidas, sin imaginarse que pudiera aparecerse un loco del volante asechando para darle un fatídico golpe. Evidenciando circunstancias menos traumáticas pero, también de importancia, están los casos de aquellas personas que se han dedicado a realizar trabajos en la vía pública calles, avenidas, puntualmente para realizar tomas de agua y conexiones a cloacas, entre otros, comprometiéndose a repararlas posteriormente, lo que por lo general, no se cumple, quedan en las calles los parches mal hechos, zanjas en el asfalto, huecos que no solo se convierten en charcos por las lluvias, sino, en mal aspecto para el visitante y el turista.
A esto también se suman las construcciones autorizadas y no autorizadas, las que incumplen con todo tipo de norma o regla de construcción, algunas con riesgo de sus propios habitantes, pues en algunos casos se han adueñado de espacios públicos, que no les corresponde a la vista, capricho de quienes le permiten estos abusos. Sería importante que la municipalidad revisara estos asuntos con la seriedad que ameritan, pues para esos son las leyes y las ordenanzas, ellos son los responsables, junto a los cuerpos de seguridad, de hacerlos cumplir.