Por. Sala Situacional
Si bien la temporada de decembrina dejó al comercio de Carache suficientes ganancias en lo económico, el balance moral y social no aportó mucho a un tiempo que debe ser para recogimiento y compartir sanamente en familia, es que a pesar de lo positivo que tiene la navidad para muchos, que se refleja en la redes sociales como un tiempo donde el reencuentro de la familia es fundamento para unir y mostrar sentimientos poco expresados por la distancia que separa a nuestros pueblos, hoy acentuados por el éxodo masivo necesario hacia lejanos países, y la pasada pandemia que aún queda escondida entre los que somos menos voceros de la tragedia, así vivimos en Carache unos días en los que en nada se diferencian de otras festividades, donde los limites solo los pone quien hace conciencia de los resultados que pueden generarse de sus acciones inconscientes por el alto estado etílico de su cuerpo.
Pero a todas estas ya no extraña en un pueblo donde quienes más consumen alcohol y cigarrillo son menores de edad, quienes sin temor a equivocarnos, en un alto porcentaje, y en tiempo record, tendremos sin duda no solo una generación de jóvenes enfermos, por ende una consecuente y seguida generación de personas con patologías congénitas que aun cuando NO se quiera reconocer, tiene sus orígenes en las familias y los Padres que no ponen límites a sus hijos en estos desmanes nocturnos en los que se derrocha sin control juventud y salud, para alimentar los negocios que se encargan de expender todos estos vicios sin considerar los que se consumen en la clandestinidad y que son los estupefacientes como otro elemento que está minando a la sociedad Carachense.
Se puede decir que pocos vivieron verdaderamente una navidad reflexiva, una navidad para compartir en familia el verdadero sentido de estas festividades, por el contrario, se convirtieron en causas de accidentes y de actos que verdaderamente dejan mucho que desear de una sociedad que nació en una costumbre, manifestaciones dentro de lo moral y lo social, enmarcado en los límites que toda sociedad debe conservar para evitar el descalabro social, una malograda salud mental y física, que generan una serie de actividades donde el consumo de toda clase de bebidas alcohólicas sumadas a los trasnochos y mala alimentación, minimizan el rendimiento laboral y afectan por lo general, la salud.
Es lamentable que esto esté sucediendo en un pueblo como Carache, donde por tradición y referencia tenemos una cultura que es orgullo de los Carachero, pero que en tiempos actuales se ha ido deteriorando con la llegada de nuevos modismos, conductas poco cónsonas con nuestra identidad, es que en Carache, todos son bienvenidos, en esa apertura, quienes tenemos el deber de colocar los limites, no hemos asumido con verdadero interés y prioridad, el control de estas situaciones que si a ver vamos en poco tiempo será casi imposible revertir, más cuando el origen de todo estas actitudes, es la familia, donde se deben impartir conocimientos básico de conducta y sociabilidad, pero también en la falta de personalidad en algunos profesionales que olvidando su condición en la vida social de un pueblo, optan por dar rienda suelta a sus acciones dejando entredicho su nivel de cultura y de conciencia ciudadana.
