Por. Elena Hernández
El 8 de octubre, se celebra en Venezuela el Día del Médico y la Médica Integral Comunitario. Los médicos integrales en Venezuela son formados gracias al Programa Nacional de Formación en Medicina Integral Comunitaria, creado en el 2005 por el líder de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez para formar médicos con una visión más humanista, comprometidos con la prevención, protección de la salud de la población, con énfasis en los sectores más humildes y vulnerables.
El Municipio Carache también cuenta con Médicos Integrales en el Hospital I “Doctor Rafael Quevedo Viloria”, así como también en los ambulatorios, los mismos han sido formados en el Salón de Barrio Adentro del mencionado centro de salud, los cuales formaron parte conjuntamente con otros médicos egresados de otras universidades de la primera línea de batalla contra el Covid-19, asimismo de la lucha contra la prevención y tratamiento de otras enfermedades que ha venido confrontando el Municipio Carache.
Desde Elcarachero.com las felicitaciones a los médicos integrales de Carache en su día entre ellos al Doctor Jhonny Castillo, Dalia Segovia, Rocidez Ulloa, Cristian Benítez, Ordimary Viloria, Jedsy Bautista, Lennys Durán, Javier Vergara, Luis Ángel Marín, Mirian Sánchez, Mirna Delgado, Yolanda Vargas entre otros, que actualmente ejercen en otros centros de salud del estado y país, por su esfuerzo, dedicación en su labor y les desea el mejor de los éxitos en sus funciones.
Es contradictorio que los médicos comunitarios, que se supone que luchan por preservar la vida de los ciudadanos, celebren su día en honor de un nefasto personaje de la historia, que fue capaz de hacer y escribir cosas como estas:
– «El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar».
– «Fue muy divertido, con todas aquellas bombas, discursos y otras distracciones que rompían la monotonía en la que estaba viviendo».
– «Aquí, en la selva cubana, vivo y sediento de sangre».
– «Acabé con el problema con una pistola del calibre 32, en el lado derecho de su cerebro… Sus pertenencias ahora son mías». Luego dispararía a Aristidio, un campesino que expresó su deseo de abandonar la lucha cuando los rebeldes se trasladaran a otro lugar. Mientras se preguntaba si esta víctima en concreto «realmente era lo suficientemente culpable como para merecer la muerte»
En fin, un oscuro personaje que estaba enamorado de la muerte de las personas, pues se contabilizan unas dos mil ejecuciones a lo largo de su vida; solamente en La Cabaña realizó más de doscientas…
Por eso, no le veo sentido celebrar en honor a alguien que, al parecer, lo mejor que hizo fue morirse.