Por. José Gregorio Torres.
Carache es un caso atípico por cualquier lado que se le mire, y en el caso de los detenidos por supuestas irregularidades en la Empresa CORPOELEC, no podía ser diferente, pese al hermetismo con el cual se está llevando este caso, y la falta de información que tienen los familiares y la comunidad en general, los familiares de los incursos en el supuesto delito, contra la cosa pública, tomaron la iniciativa de salir a la calle para solicitar firmas que permitan influir de alguna manera en las autoridades que hoy tiene a su cargo el proceso de imputación a los incursos en el supuesto delito contra bienes nacionales.
No es la primera vez que esto ocurre en Carache, pues como dice el dicho, en pueblo chico infierno grande, y el comentario se hace chisme, lo cierto de todo esto es que una gran parte de la comunidad, ha respondido con sus firmas en apoyo a estos jóvenes profesionales conocidos todos y de muy buenas y apreciadas familias, quienes por desconocimiento, o por las razones que hayan tenido, algunas justificadas otras no, hoy se ven involucrados en un presunto delito, que si bien es condenable e imputable de ser cierto, no es menos cierto que en escala de valores, no serían los únicos incursos.
Pues sabemos que aun cuando no se procesen, muchos de los delincuentes mayores, están en las altas esferas del gobierno. Pero ¿quien le pone el cascabel al gato?, seguiremos cargando con este carma mientras se justifica una justicia a medias, y seguiremos viendo como el hambre y la miseria en el pueblo, induce a buenas personas jóvenes padres, buenos amigos y excelentes vecinos, ser arrastrados por la necesidad de sobrevivir para llevar la comida a la mesa, y aunque no sea justificativo, ver a un hijo pedir comida y no tener que darle, es un detonante que impulsa a tener que actuar en consecuencia, yo evoco hoy una frase del Mismo Comandante Chávez, cuando en un discurso en el 2015, manifestó palabras más palabras menos. “Se justifica robar por hambre y por la sobrevivencia de un hijo”.
Hoy dentro de lo que cabe nos solidarizamos con esas familias que en medio de la desesperanza y la difícil situación del país, esperan un mínimo de consideraciones más que por los presuntos imputados, por esos niños que hoy siguen esperando el regreso de sus padres al hogar.