ESTUDIANTES DE SECUNDARIA EN CARACHE, EXPRESAN SENTIMIENTOS ADVERSOS HACIA LA EDUCACIÓN

Por. José Gregorio Torres Artículo de Opinión

Hace tres décadas, todavía la educación en Carache, podía ser evaluada como una educación que se consideraba de un contenido social, moral y de respeto, nada en esos días podía imaginarse que esta estructura tan importante para la formación de nuestros ciudadanos, sufriría la degradación que hoy por hoy, nos da como resultado, la necesidad imperiosa de evaluar la educación como una de las más frágiles, carentes de Latinoamérica, es que todo los ambientes se han confabulado para lograr con éxito este desgaste, debilidad en todos los órdenes de la sociedad, donde la verdad ya no es fundamental como base de una conducta recta y moralmente aceptable, la transculturación, los modismos, las leyes, sumados a la precaria y grave situación económica del país, se han confabulado, flexibilizado a tal punto que, el delito obtenga sus modos, maneras de ser abordado suavizado y hasta cierto punto prescrito. Esto significa que la sociedad se ha convertido en una sociedad de cómplices voluntarios e involuntarios, pues una nueva generación o desgeneración se ha puesto en marcha para socavar los cimientos de nuestra cultura, de respeto y de excelencia.

Imagen referencial.


Esto se ha venido evidenciando desde hace unos veinte años para acá, cuando vemos en Carache la actitud con la cual algunos jóvenes estudiantes han asumido conductas que contravienen lo que debería ser norma ciudadana, pues recientemente, pudimos apreciar con sentimiento, en las calles aledañas al Liceo “Juan Antonio Román Valecillos”, nuevamente una actitud hostil, violenta y hasta cierto punto degradante, cuando los jóvenes procedieron a romper sus cuadernos, en clara señal de desprecio a la educación e irrespeto hacia sus profesores, nada es más clara señal de los tiempos que vivimos y la calidad de profesionales que tendremos en el futuro, si somos capaces de expresar con esta actitud, no solo ese desprecio general a nuestra máxima casa de estudios, sino más grave aún, pues es este acto una vil expresión de irrespeto a las normas básicas de la sociedad y la familia, teniendo como testigos mudos a los sacrificados padres y representantes, quienes ven en su mayoría, con indiferencia esta actitud, mal augurio, también dejan entredicho el aporte de la sociedad en su formación. Una carencia total de valores.

Otra imagen referencial.


Ya este tema se ha tocado en otras notas, en las cuales se ha visto y comentado otras acciones que desdicen y dejan a la vista de todos, que es necesario asumir el problema con seriedad, responsabilidad, desde la familia, la sociedad y las instituciones educativas, como parte del Estado, pues nada nos dice que vamos en buen camino, esto debe ser estudiado profesionalmente, para que, en los años por venir, se tomen medidas que conlleven al estudio permanente de manera psicológica, sociológica y de cualquier otra índole profesional que permita la retoma de principios, valores que han formado parte de nuestra cultura, de nuestra identidad de pueblo culto de grandes valores sociales y morales. No faltará seguramente, quien diga en medio de esta degradación social, que estoy llamando a la violencia y la sedición, nada más lejos de la realidad. Es solo una reflexión necesaria, pues aún estamos a tiempo.

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