Por. Elena Hernández
En la actualidad, la crisis económica también ha tocado las ceremonias, ritos fúnebres que hacen en honor al difunto para hacer el adiós, antes de la despedida definitiva, uno de ellos es la desaparición del cadáver, que en Carache, y particularmente, en el país, tradicionalmente, era con el cuerpo presente, que en la mayoría se sigue haciendo. Sin embargo, se está optando por la cremación o incineración, porque es la opción más barata, esto tomando en cuenta el alto costo de los gastos que dichas ceremonias implican.
En el municipio Carache, es poco común que los familiares opten por la cremación de los difuntos, pero lo hacen principalmente, con aquellos que fallecen fuera del municipio, en ciudades, y luego traen las cenizas, algunos, inmediatamente, las llevan al cementerio, otras deciden tenerlas unos días, meses en las casa, esto es lo que se ha vivenciado de manera directa, en los pocos casos que se han presentado. Ahora la pregunta es: ¿estará bien o mal preservar la ceniza de los difuntos en casa?
De acuerdo con Aciprensa, “el Vaticano presentó un documento acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas, en caso de cremación, elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe”. Por lo tanto, con estas normas se prohíben algunas prácticas ampliamente difundidas en la actualidad entre los católicos, como la conservación de las cenizas en el hogar, esparcir las cenizas del difunto en el mar o usarlas para confeccionar recuerdos. La postura católica es clara: “las cenizas del fallecido no son un objeto, igual que un cadáver no es un objeto, y mucho menos es una propiedad. Ni siquiera basta con decir que son un recuerdo, como sí lo sería una foto o un objeto cargado de memorias del pasado”.
Asimismo, señala que las cenizas no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares. Por otra parte, los expertos aseguran que desde el punto de vista emocional, mantener ese apego tan fuerte puede convertirse en algo patológico. Se dice que mantener el nicho con las cenizas de un familiar en casa, puede atraer una energía demasiado intensa que comenzará a atraer fantasmas cercanos a su casa.
De acuerdo a estos planteamientos, se aconseja a los caracheros católicos, en estos casos, llevar las cenizas de sus difuntos al cementerio.
