EL VERDADERO RIESGO CULTURAL QUE REPRESENTA EL REGGAETÓN

Por. El Profesor Carlos Grillet

El reggaetón hiere y mata espiritual y culturalmente. Hasta tortura estéticamente. No veo el día que se le agote la batería al reggaetón porfiada en apostar por la marginalidad urbana, que proyecta a la mujer como un ser sumisa y cosificada y, los más inaudito, el empobrecimiento que se hace de la lengua castellana llevándola a niveles degradantes pues los niños, niñas, adolescentes y adultos asumen que es correcta por el uso depravado de “cantantes”, grupos latinos y bandas caribeñas que gozan de preferencia y que en nada hacen para considerar dicha lengua como la carta de presentación de significativa excelencia de nuestro tejido cultural, y lingüístico configurado hacia la construcción incluyente, justo e igualitario.


Lamentablemente, muchos contenidos del reggaetón son de índole machista, ubica a la mujer en un estado de “objeto sexual”, maniatada por el carácter dominante del hombre que desmarca a la figura femenina de los valores humanos, familiares y sociales. De allí que se hace explícito en la forma de bailar el llamado “perreo” en fiestas, matineé , graduaciones, eventos educativas, bodas y hasta en actividades gubernamentales. Cabe aclarar que un número nada despreciable de la población se aleja de escuchar, bailar o insinuar que el reggaetón es la mejor opción para integrarlo y considerarlo para el goce individual o colectivo. A medida que se blinda el reggaetón en el medio discográfico, televisivo, conciertos en vivo y promoción radial mayor radicalización su carga de antivalores en la sociedad, escuelas y cultura.


El reggaetón se potencia en las redes sociales. Cuando una “cantante” elevada a máxima estrella del reggaetón tiene en una red social su termómetro de popularidad y cualquier ocurrencia que pueda servir de brújula que oriente si va en la dirección adecuada, preferiblemente, hacia una juventud vulnerable y alienada sometido a los contenidos y consumos, tanto simbólicos como mercantilistas incapaces de emitir juicios para hacer frente a tan deplorable ritmo.


Precisamente el reggaetón no se ha ganado su hegemonía musical con propuestas o mensajes sociales reflexivas, constructivas o inclusiva, como lo hicieron el rock o la salsa, sino que, más bien, es simplemente un experimento que la industria del entretenimiento y la música estratégicamente ha sabido servirnos en platos las delicias de una forma equivocada de diversión, sin responsabilidades ni conciencia por el respeto a la mujer y la cultura.

carlosgrilletruiz@gmail.com
 

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