En la era Cretácico (la última época de los dinosaurios), Trujillo estuvo cubierta – como el resto del país – de un mar cálido que contribuyó a la multiplicación de reservas y nutrientes para moluscos, reptiles marinos y peces. En una cantera trujillana se han hallado restos del “pez bulldog” (Xiphactinus) de los pliosáuridos, gigantescos reptiles marinos con cuerpos similares a focas y cabezas como caimanes con una medida de seis metros de longitud. Todavía, mucho por indagar y explorar geológicamente el estado Trujillo y los seres vivos que habitaron en dicha región andina venezolana.
Hace 100 millones de años una especie marina prehistórica habitaba en el mar trujillano una serpiente clasificada como Lunaophis aquaticus (serpiente acuática de La Luna) de aproximadamente de un metro y medio de largo, con un cuerpo comprimido lateralmente que lograba desplazarse extraordinariamente comparada a las anguilas.
Los suelos de la formación Mucuchachí presentaban la mayor homogeneidad pedogeomorfológica estudiadas por los arqueólogos y biólogos nacionales que contribuían a la vida de antiguos y gigantescos reptiles y peces. Inclusive, Las formaciones de Río Negro, La Quinta y Mucuchachí como materiales originarios y zonas de vida (bosques seco tropical – premontano, microcuencas) hasta el río Motatán – Carache – incrementaban la temperatura ambiente que garantizaba la sostenibilidad ecoanimal.
Así que Trujillo no escapa del estudio de la Era Mesozoica (Río Negro y La Quinta) y la Era Paleozoica (Mucuchachí) con respecto a los agrupamientos de los suelos de aproximadamente 224 y 196 millones de años en el pasado y entender cómo era Venezuela en la época de los reptiles, peces, dinosaurios y, los cambios geológicos que moldearon los continentes y océanos tal como lo conocemos en la actualidad. En Táchira y Trujillo, por ejemplo, hace más de doscientos millones de años era común un dinosaurio cazador que recorría ambas geografías: Tachiraptor (Tachiraptor admirabilis)
Carlos Grillet Reportero Comunitario