Por. Él Profesor Carlos Grillet
La composición de Laudelino Mejías brinda identidad a un estado andino de Venezuela.
En 1932, en Valera, en una noche sumergido en una serenidad en Quebrada de Los Cedros, Laudelino Mejías compuso uno de los valses más hermosos y representativo en la cultura musical de Venezuela: “Conticinio”. Atrás, el polifacético y virtuoso músico trujillano dejó otra joya: “Trujillo.”
Para el musicólogo alemán Armin Fett afirmó que “era ideal para ser ejecutada en una orquesta de instrumentos de vientos”. Laudelino era un creador de una fecunda producción musical y puso para el disfrute de todos y todas obras como “De Trujillo a Boconó” y “Cielo trujillano” – ambos, pasodobles – las marchas de los prestadores de servicios radiales “Ondas de América”, “La Voz del Táchira” y “Radio Trujillo”. También Laudelino Mejías es autor de las marchas religiosas: “San Antonio” y “Viernes Santo” e inclusive, autor del Himno del Club Rotatorio de Trujillo.
Es magnífico como emergen lazos de sentido de pertenencia y afectivos de Mejías a su Trujillo que se ve reflejado en las composiciones que son referencias en el pentagrama local, regional y nacional por las descripciones de los ambientes, las conexiones y relaciones de la gente, simbolismo, memorias, creencias, los sentimientos de arraigo y la existencia de un territorio como Trujillo.
Trujillo suena a “Conticinio” en las instancias más ocurrentes y placidas de un territorio donde El Libertador Simón Bolívar decretó la Guerra a Muerte al imperio español.
” Conticinio” desde su sonoridad, letra y poder seductor de un majestuoso vals venezolano que enriquece la identidad, herencia musical y cultural de Trujillo que cobija el significado valorativo de un extraordinario trujillano que siempre estuvo comprometido por las buenas causas musicales, creadoras y valores que identifican a Trujillo.
Feliz Cumpleaños, trujillanos y trujillanas con “Conticinio”.
