Por. José Gregorio Torres
Hace más de sesenta años se construyó la principal red de cloacas de la Parroquia Carache, en ese tiempo apenas contaba con sus cuatro avenidas y sus siete calles transversales, obra de envergadura que se le debe al Presidente del consejo para ese entonces Emiro Ponce, desde esos días solo se han venido agregando otros sectores que convergen en aquel sistema que ya caducó por el desgaste y la recarga de uso creada por la suma de anexos debido al crecimiento poblacional que durante más de sesenta años ha venido generando y demandando mejoras en este servicio.
A esto se suma la inconciencia de algunas familias y establecimientos que no entienden que verter aguas residuales de sus viviendas y comercios a esta red, agrava la situación ya que no solo colapsan por exceso de agua de drenajes sino y más preocupante por el lanzamiento de desechos sólidos bien de manera intencional o por accidente. Luego de que durante estos últimos cuarenta años, Carache ha tenido un crecimiento vertiginoso en los que han aparecido urbanizaciones y sectores que han demandado el servicio de Cloacas, hoy por hoy ya se hace insuficiente esta obra de gran importancia para la comunidad.
Esto se agrava cuando vemos que las calles de Carache presentan un alto deterioro con la urgente necesidad de lograr un nuevo asfaltado, se hace necesario entonces que las autoridades entiendan que en orden de prioridades y por cuestiones de lógica, se debe realizar en primer lugar el proyecto del servicio de cloacas, pues solamente de esta manera se podría realizar posteriormente el asfaltado de las calles. Todo esto debe ser considerado en el momento de emprender la realización de los proyectos en orden de prioridad.
Actualmente se observa que cada día se presentan focos de colapso en las alcantarillas como es el que recientemente se produjo en la Avenida Libertad diagonal al mercado municipal, y que a pesar de los intentos por parte de la Alcaldía en solucionar, esto solo son paños calientes, mientras el problema se agrava cada día. Esto debido al mal estado de las tuberías, por tal razón en muchas viviendas se evidencia los daños de infraestructura, así como desniveles en los terrenos y aceras de las calles y avenidas.
También la incomodidad por los fétidos olores de las aguas negras que corren por las calles apresurando el deterioro del ya resentido asfalto. Por tanto y aun cuando tengan los costos que tengan, es necesario que de una vez por todas se introduzca ante el Consejo Local de Planificación un proyecto de sustitución de alcantarillas para darle solución definitiva a este problema que de no ser atendido con la prioridad que amerita, podría convertirse en una bomba de tiempo.