ANA RAMONA RANGEL DE BRACAMONTE, MISIONERA DEL VALLE DE SAN JUAN BAUTISTA DE CARACHE  

Por.  José Gregorio Torres

Sin lugar a dudas, que para hablar de personajes como Ana Ramona Rangel de Bracamonte, no se necesita mucha pericia en eso de resaltarle sus dones y destrezas, porque con solo encomendarnos al creador, para que nos ayude, será suficiente para no errar en las apreciaciones, que no serían más que simples comentarios de un mortal el que aun cuando no fue su discípulo escolar, si lo ha sido en el trabajo parroquial,  es allí,  donde se puede apreciar con mayor objetividad quien es este personaje.

Maestra Ana Ramona Rangel de Bracamonte.

Había llegado a Carache muy joven,  contrae matrimonio con el ciudadano Bernabé Bracamonte, proveniente de una familia Valerana de honorables integrantes, donde recibió una educación y formación que la ha llevado a ser lo que hoy es en la  comunidad, una de nuestras más queridas figuras. Ana Ramona es considerada por toda una generación, como una mujer de grandes dones y bendiciones, pues aun siendo muy joven se preparó para convertirse en la maestra de maestros, una de nuestras más queridas y preclaras educadoras a quien se le debe reconocer entre otras muchas cosas el haber sido una del las primeras Profesoras fundadora de nuestra primera casa de Estudios y  Liceo “Juan Antonio Román Valecillos”, allá por los años cincuenta y nueve y sesenta, junto a los no menos profesionales de la educación y entre los que podemos recordar a Adolfo Espinoza, conocido popularmente como “picajui” y a Juan José Zapata Zambrano, llamado cariñosamente “cheche Zapata” entre otros.

Los cuales en esta Institución serian reconocidos como sus primeros Profesores y colaboradores, pero su dedicada labor como docente la ejerció en primer lugar en la Escuela “Dr. Ernst”, donde su loable e inolvidable ejercicio del magisterio le granjeó el cariño de todos y cada uno de los alumnos y discípulos que de ella recibieron no solo sus conocimientos de formación escolar, sino que como buena Cristiana formada desde su propio hogar, trasmitió para siempre en las almas y corazones de quienes fueron sus alumnos, las primeras nociones de formación religiosa, a ella le debemos ese empeño de formar sus corazones para que se reconocieran como verdaderos hijos de Dios y de esta manera, hacerlos ciudadanos integrales para enfrentar los desafíos del futuro.

Hoy en día cuando se han perdido tantos valores, podemos decir que nuestra querida maestra ha cumplido con su misión de maestra al igual que Jesús, y se hizo guía espiritual de todos los jóvenes de una generación, lo que le vale ser recordada en estas instituciones y en el municipio entero por ese carisma que tanto hace falta hoy en día en nuestros educadores. Ana Ramona Rangel de Bracamonte, ha sabido combinar sus tres responsabilidades principales, la de maestra en su círculo familiar, maestra como educadora, maestra en su Parroquia, pues a ella debemos los primeros y fundamentales conocimientos de formación religiosa para con nuestro niños, fungiendo desde muy joven como catequista de primera comunión, y confirmación, orientadora para futuros matrimonios, y en cuanto a su formación personal miembro de diferentes corporaciones de la iglesia católica en la Parroquia, colaboradora en la obra del Señor, en la que se preparó de tal manera hasta llegar a ser una de nuestras primeras Ministro de la Eucaristía, junto la Maestra Eladia de Velásquez, la recordada y ya fallecida Doña Ana de Gonzales.

 Su desempeño en nuestra Parroquia le ha hecho merecedora no solo del afecto de cada uno de nuestros habitantes que la reconocemos y le agradecemos su aporte a nuestro gentilicio y lo que le ha hecho merecedora de grandes y sentidos reconocimientos institucionales entre los que se cuentan ser hija ilustre y adoptiva del Municipio, otorgada por el Consejo Municipal de Carache, como también de su principales casa de estudios, donde ha sido homenajeada en varias oportunidades por su aporte a la educación. En lo personal, nuestra reseñada tiene en su haber ser una mujer de sentimientos muy nobles, desprendidos que la hacen como a toda cristiana, convencida de su religión y de su fe, abnegada esposa e hija, con un afecto particular por su núcleo familiar, su aurea irradia la paz que todo ser bueno trasmite como luz que alumbra el camino de quienes así lo requieren, quienes la conocemos desde siempre sabemos de su gran amor por los niños, aun cuando Dios no le haya premiado con un propio, todos los hijos de Carache nos constituimos como sus hijos por haber recibido de ella y aun estar recibiendo, su protección sus conocimientos y su cariño desprendido y desinteresado.

 Ana Ramona Rangel de Bracamonte entre sus cualidades tiene el ser una inspirada poeta, lo que la ha llevado a pertenecer al ministerio de la música a través del Coro Parroquial, a ella debemos varias composiciones de las que destaca el hermoso Himno a San Juan Bautista. Su dedicación y su entrega a nuestro pueblo le hace hoy más que nunca merecedora de todos los reconocimientos y homenajes, a los que ella no le ha dado más importancia que al afecto y al agradecimiento que pudiéramos expresarle con nuestra conducta, trato y cariño, sin embargo, no podía pasar desapercibida en mis notas como una de esos personajes que forman parte de nuestro gentilicio Carachense y parte de nuestro patrimonio humano. Vaya para ella, sus familiares y allegados, nuestra palabra de afecto, cariño y que se convierta esta nota en homenaje perpetuo para quien dejando su tierra nativa llegó un día al Valle de San Juan Bautista.

La maestra junto a su esposo, familiares y vecinos.

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