¿A CUÁL JUDAS QUEMAMOS EN CARACHE?

Por. José Gregorio Torres

Como por todos es sabido la Expresión “Judas”, tiene un significado que lo asocia directamente al personaje bíblico a quien correspondió, la terrible acción de vender a Jesús el Cristo y con ello la representación de la traición, la infidelidad a un grupo social religiosos nacientes, que en su época tenía como propósito el cambio de paradigma que hasta ese momento había regido a la cultura milenaria hebrea. Si bien se circunscribe a la religiosidad a la fe y a la conducta moral del hombre, también tiene mucho que ver con los basamentos legales, sociales del ser humano, pues tenían como propósito, ordenar controlar, orientar la conducta del hombre con respecto a las aspiraciones de Dios y la salvación del Alma.

Quema de judas.

Durante muchos años el hombre ha tenido la necesidad de utilizar la religiosidad como elemento que le permita justificar sus conductas unas más otras menos aberrantes, pero todas demostrando sus debilidades, flaquezas, y que, solo reconociéndose en ellas, es que ha podido superarlas y elevarse al punto de lograr la escala de la santidad. Esto como máximo y superior estado del espíritu, para muchos humanos nada fácil de alcanzar. Por lo que se considera un privilegio que solo se logra si somos capaces de renunciar  a estas, pues son contrarias a las predicadas por Jesús el Nazareno. Hemos vivido unos días en los que sin duda se nos ha dado la oportunidad de discernir y de asumir conductas que nos lleven al camino de Judas o al de Cristo.

Representa a Judas, la traición, la deslealtad, la falsedad, la acción velada, el robo, el chisme, el mal agradecimiento, la falta de palabra, la mentira, la ilegalidad, el asesinato, el aprovechamiento mal sano, y así toda acción contraria a los principio de los mandamientos, hoy quemamos a Judas, una representación que demuestra el repudio a estas malas acciones, pero que en el fondo pretende transpolar al personaje nuestras propia culpa, la verdad, es que tenemos que quemar en nosotros mismos muchas de esas actitudes de las que le adornamos a él, pues nos cuesta sacarnos la viga de nuestros propio ojo, es más fácil señalar la del prójimo, y mientras no lo hagamos formaremos parte de ese ejército de Judas, pues seguiremos quemando de manera equivocada a quien seguramente ya fue perdonado.

Fotografía: referencial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *