Por. Prof. Carolina Vetencourt.
La educación formal institucionalizada cuyos basamentos legales vigentes, invita a la formación académica de personas y cuyas aspiraciones obedezcan a cumplir en la sociedad un rol fundamental para preparar académicamente a las nuevas generaciones que en el futuro serán los profesionales que garanticen el progreso del país. Partiendo de esta realidad es importante recordar que el docente representa de manera integral a un líder, con capacidades que generan de manera oportuna soluciones, propuestas y respuestas a las diversas dificultades que se presenten en la convivencia escolar y en la comunidad.
Sin duda alguna los estudiantes ven a sus docentes, no solo como quien les imparte conocimientos teóricos prácticos en las diferentes áreas de aprendizaje, sino como alguien en quién pueden confiar, acudir para que los escuché y aclarar algunas dudas recibiendo a cambio orientaciones consejos e incluso la participación directa en la solución de sus problemas.
Sin embargo, pese a las dificultades que desde hace años vienen soportando el gremio docente a nivel nacional, tales como: Bajo nivel adquisitivo, devaluación de su trabajo, desconocimiento de sus méritos para optar a cargos directivos entre otros, está capacidad de liderar dentro y fuera de las instituciones educativas se ha ido desvaneciendo y ya es poco común ver docentes que sean protagonista de cambios, que se mantengan firmes en sus argumentos, posiciones y opiniones e incluso convencidos del gran valor que tienen, contrario a esto se ha vuelto cotidiano que los docentes sean pasivos, sordos, ciegos y mudos ante tantas irregulares dejando el protagonismo a particulares y organizaciones. Por eso es necesario que cada docente haga una autoevaluación que le permita reflexionar sobre la gran responsabilidad que tiene dentro de la sociedad y así lograr recuperar ese poder de comunicarse y convencerse de que son indispensables para lograr en cada niño, niña y adolescente un extraordinario ser humano con visión futurista capaces de cambiar el rumbo de la sociedad. Solo así encontraran la inspiración y motivación necesaria para salir adelante.