LA FELICIDAD NO EXISTE, LA ENCIENDE EL SISTEMA

Por. Prof. Carlos GrilletI

¿Qué es la felicidad?, ¿es una praxis humana?, ¿suerte? ¿prioridades humanas que atiende sus caprichos, gustos o el alcance de un estatus social, económico y profesional?, ¿falsas necesidades que satisfaga la sensación de alegría y placer?, visitar un centro comercial para comprar un determinado producto (porque el sujeto que acude a súper locales se debe a la identificación y predilección de famosos productos y marcas) no se presenta de manera libre o espontánea sino, influenciado en muchos de los casos por la publicidad, la moda y el impulso emocional del entorno social manipulado de la imagen y la palabra.


Entender la sociedad moderna, es referirse al funcionamiento del robusto poder económico del cine, Netflix, la publicidad, libros, la música y las redes sociales, donde se expone una división y distorsión social y cultural. La humanidad le ha costado avanzar hacia el reino de la libertad, la creatividad y pensamiento crítico. La educación poco o nada, puede hacer con respecto a ayudar a construir conciencia colectiva por la dominación que, se ve sometida las niñas, niños, adolescentes, padres y representantes en los bienes, servicios que ofrecen la industria del entretenimiento y el espectáculo que cada vez, están armonizado en sí mismo y entre ellos y porque, los profesores, profesoras, maestras y maestros no están capacitados (juicios de valores) para enfrentar el poderoso monstruo que seduce en vídeos juegos, productos digitales, excesivo consumo de contenidos audiovisuales, estilos de vida y alimenticio.


Es un sistema articulado en un todo, formando una gigantesca maquinaria económica que hace pensar en las actuales circunstancias y criterios de mercado y publicidad, si la música, Netflix y la radio pueden afirmarse como arte y cultura por su degradante contenido y persuasión. El entretenimiento, ocio y la diversión en nuestra sociedad es un trabajo analizado, mecanizado y regida por una dinámica alienada y sugestionada.


La sociedad es feliz a ratos y esclavizada por la reproducción simbólica de un sistema dominante que organiza, crea y seduce a través de infinitas propuestas: Hollywood, sueño americano, copia de patrones de conductas de las narconovelas, reality show y los referentes de los estereotipos derivado del negocio del espectáculo perdiéndose, por momentos el aliento crítico, descolonizador y la agudeza del cuestionamiento de una indestructible hegemonía. Me encantaría, estimado y estimada colega parroquiana seguir creyendo en la frase de Sttendal: «No respeto en el mundo como la felicidad».

Prof. Carlos GrilletI.

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