Por. José Gregorio Torres
“Dadle al cesar lo del cesar y a Dios lo que es de Dios”. Conocer la vida consagrada de alguien que tiene sus orígenes en la más pura y sublime humildad, es un privilegio y en esta oportunidad es la hermana Josefa María Vargas, de quien contaremos una parte de su historia, para reconocer en ella el valor a su esfuerzo y sacrificio, para ello Elcarahero.com, logro entrevistar a esta humilde peregrina, quien devotamente y en diferentes fechas del año, visita esta comunidad. En esta oportunidad en el marco de las festividades de San Juan Bautista. A sus 64 años la gentil religiosa nos dice sentirse útil y presta al servicio de su iglesia, nos cuenta su peregrinar, llena de fe, de esperanza, de aliento y de palabras consoladoras para sus hermanos, sentimientos, que solo un corazón noble y sincero es capaz de albergar con tanta serenidad, cualidad propia para el servicio que presta.
En principio quisimos entrevistar a la hermana, Josefa María, porque nos causa curiosidad y deseos de saber quién es y de donde viene, a lo que nos responde, ser orgullosamente una campesina nacida en una montaña que bordea a la comunidad agrícola de La Peña, límites con el Estado Lara, donde hasta hace poco cumplió servicios religiosos. Nació a finales de los años cincuenta, en el seno de una familia humilde de formación católica cristiana y nos expresa: “No recuerdo cuando aprendí a rezar el rosario, porque estaba muy pequeña, es como si me preguntaran cuando empecé a comer, tampoco lo recuerdo, pero lo que si recuerdo es, a mis padres enseñándome las buenas costumbres, y que desde muy niña quise ser catequista, empecé con 45 niños, quienes me superaban en tamaño pero a los que con la ayuda de Dios, les enseñe sus primeras nociones de nuestra religión Católica Cristiana” nos cuenta que desde muy pequeña venía a Carache con sus padres, donde ha hecho muy buenas amistades a las que les expresa sus eternos agradecimientos, agrega que desde niña quiso consagrarse al Señor, tal vez porque proviene de una familia de sacerdotes.
Más adelante, y luego que visitara un misionero a su comunidad, por allá a finales de los setenta y aun siendo menor de edad, Josefa María Segovia, quiso entrar en una congregación, pero no era su tiempo y tuvo que continuar en esa espera en la que solo Dios tiene la última palabra, sin embargo la hermana no se desanimó y continuo en su empeño de contribuir con el fortalecimiento de la fe de sus niños y de las familias de su comunidad, esa comunidad a la que ha dedicado toda su vida, sirviendo de orientadora, en el servicio a su Iglesia, cuantos sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos comprometidos y comunidad, pueden dar fe de su entrega, sus luchas humanas, espirituales, pues a su empeño y apoyo de muchas otras buenas personas, se debe entre otras cosas, el que hoy La Peña cuente con una capilla recuperada, la que fue donada por una noble matrona de la comunidad, erigida en nombre del patriarca San José, en ella nació su hermoso y humanitario proyecto, pues piensa desde el corazón en sus hermanos sacerdotes, por quienes considera es importante que, en esos días en los que ya estos no puedan prestar sus servicios, puedan contar con sus auxilios y atenciones, ya que esta obra piadosa es muy necesaria. Nada extraño ya que su vida ha sido de entrega a imagen de Cristo, lo que sin duda, la hace merecedora de nuestro aliento para que ese sueño inspirado, logre cristalizarse en medio de las mezquindades y contrariedades humanas.
