EN CARACHE LA CUARESMA Y SEMANA SANTA, ES TIEMPO DE REFLEXIÓN

Por. José Gregorio Torres

Para la mayoría de los Católicos y Cristianos, el tiempo de cuaresma se relaciona por lo general, con las historias aquellas que llegaron con los colonos españoles hace cuatrocientos o quinientos años, algunas de ellas creadas según algunos por la propia religión para frenar tantos desafueros y actitudes que quedaban fuera de lo racional en el comportamiento humano y no era para menos, pues hace quinientos años en nuestras comarcas suramericanas todavía éramos un jardín del Edén, donde Eva y Adán, sin saberlo vivían como animalitos silvestres,  aun cuando lo practicaban, no sabían que era pecado  o no lo era. Es la era del cristianismo la que se encargaría de formar, educar y orientar a los nuevos feligreses ara que, iniciaran una nueva vida dentro de las normas y los mandamientos de la Ley de Dios.

Imagen referencial.

Así llegan los días Santos también a Carache, bajo la guía de San Juan El Bautista, con sus defectos humanos y sus bajas pasiones, pues no solo llegaron a nuestros valles, hombres santos frailes y capuchinos, sino también hombres y mujeres deseosos de poder y de riquezas, pero al final, es la fe y la religiosidad la que termina fortaleciendo a la sociedad carachense, no nos imaginamos un Carache sin estos elementos espirituales ante el avance de lo banal, de lo mundano de lo simplemente humano. Nuevamente, la sociedad se prepara para el recogimiento en tiempos difíciles donde todo se considera malo o bueno, negro o blanco y en esos extremos sabemos que existe un intermedio, nada es tan malo en extremo ni nada es tan bueno como parece, simplemente, somos humanos y la fe en Dios es necesaria, creer en algo o en alguien en ese ser superior a quien debemos todo.

Carache al igual que, la mayoría de esos pueblos del mundo, ha venido sufriendo la descolonización pero con ello también, han venido justificando la su alejamiento de la fe, sin embargo, nada ha logrado separarnos de nuestras raíces y por eso aun en el tiempo de las luces y los avances tecnológicos, persisten las tradiciones y con ellos los cuentos, las historias y es de verdad admirable escuchar a jóvenes asegurar que, escuchan el llanto de la llorona, el hachero, o el paso del hombre que arrastra su eterna cadena pero, otros también reconocen ver al duende y a muchos otros como el silbón, o el llanto de una criatura, así es como se vive en nuestros pueblos, nuestras creencias populares, pero también, la fe en un Dios que no se aleja, que se mantiene en el centro de nuestra sociedad y por eso es que, aún persiste la fe en ellos, porque es difícil imaginarse a nuestro pueblo sin su viacrucis viviente, pero también y principalmente, sin su casa mayor el templo de Dios, allí donde convergen todos con sus cargas, unas más pesadas que otras, pero cargas al fin. Así se prepara nuevamente, la sociedad carachense en la búsqueda de una absolución de sus faltas, pues sin duda, es cuaresma y Semana Santa, tiempo de reflexión y de historias para meditar.

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